El Citrino es una peculiar gema que por pocos es conocida, pero que en cambio es muy empleada en joyería; y especialmente en piezas de valor elevado. Una piedra preciosa que hace destacar aquellos conjuntos en los que se incluye, y que además su uso es bastante antiguo, datando su empleo desde más allá de la época de los romanos.
Ahora bien, si en algún momento obtuvo una presencia social y ritual importante fue con las luchas de clanes en Escocia y con las guerras que éstos mantuvieron con el Reino de Inglaterra. Resulta que para atar los pesados ropajes con los que los guerreros escoceses combatían y vivían – el plaid- se empleaba una pieza de citrino proveniente de las montañas orientales de Escocia. Ahora bien, la piedra en cuestión también servía como amuleto y como pago para el enterramiento; si es que el soldado moría en combate, claro está.
El problema de esta gema es que existen muchas imitaciones y alteraciones, ya que realmente tiene un color muy claro, por lo que para darle más imagen se sustituye a veces por otras gemas como el topacio, la amatista o el cuarzo. De ahí que en en algunos casos se empleen términos confusos como “cuarzo topacio” y cosas por el estilo. Un citrino auténtico es costoso, y más aún si de manera natural cuenta con brillo intenso, caso que suele corresponder a la mezcla natural con el óxido ferroso.
Se da en muchas regiones del mundo -España incluida-, pero las piezas más preciadas vienen de Brasil. Está relacionada con el mes de Noviembre, pertenece a la familia del cuarzo, cuenta con un nivel de siete en la escala de Moh´s, y para limpiarla debéis ir con cuidado, evitando los vapores. Por cierto, en la antigüedad se empleaba para evitar las pestes y para ahuyentar los malos pensamientos; de ahí que sea ideal para personas negativas.